|DESDE ESPAÑA CON AMOR| De venenos e intoxicaciones
Autor | José Luis Pena Follow @QuincyChile
Un saludo a la amplia colonia colocolina que habita por todos los lugares del mundo, en especial a ese grupo de seres maravillosos que como yo, vivimos y residimos en Europa (@ColoColoEnglish, @loreto303 y @ColoColoDeutsch).
Un enorme abrazo en la distancia a cuantos nos agrupamos en torno a esas ventanas al mundo llamadas @SomosChileRadio y @DaleAlbo, a las cuales me encuentro permanentemente asomado.
Un recordatorio para quienes vistiendo otros sentimientos son capaces de hacer del fútbol un punto de encuentro y no de desunión, donde impera la ley del respeto y la amistad.
Y con un mensaje especial para el pequeño, pero enorme a la vez, conjunto de personas fieles que semana tras semana se dan una vuelta por este lugar, para entablar un dialogo silente donde el eco es agrandado por la distancia.
TRES ERAN TRES
Del título de de esta semana se podría establecer que el tema a abarcar versa sobre aspectos médicos. Pero no es así. Cuando me refiero a venenos e intoxicaciones lo que quiero expresar es una especie de rabia que me entra cuando alguien, en el sano ejercicio de su libertad, intenta desestabilizar o enmarañar una realidad existente, bien sea por imprudencia, bien por ganas de romper equilibrios frágiles o bien por intereses creados.
Este compendio de rabia acumulada a modo de grito viene precedido por las últimas noticias surgidas en Colo-Colo, consistentes en lanzar a los cuatro vientos futuribles jugadores cuyo porvenir estaría ligado a nuestro club.
Mi enfado no viaja a contracorriente ni decide tomar forma de disgusto por las buenas. Este cabreo es real y tiene sólidas bases. Es mi afán dejar reflejadas en esta columna los motivos que me impulsan a tal estado y al mismo tiempo encaminarla a establecer unos principios mínimos de responsabilidad de quienes, de una manera sibilina, intentan desequilibrar el presente colocolino con supuestos refuerzos de cara a un futuro no muy lejano.
(AGUSTÍN FARÍAS)
De un tiempo a esta parte asomaron por la galería de los disparates tres nombres propios de jugadores que vendrían a incrementar el potencial del equipo. Alguno de ellos supuestamente pretendido por nuestro DT Pablo Guede, en concordato con la cúpula que rige los designios de nuestro club, caso de un tal Agustín Farías, actualmente residente en la ribera árabe. Pero cronológicamente hablando, éste no fue el primer nombre en salir a la palestra.
(LUCAS BARRIOS)
El honor de inaugurar este baile que pretende vendernos una moto averiada jugando con nuestros sentimientos responde al nombre de Lucas Barrios, ese oscuro objeto del deseo y alma mater para muchos albos, y que al parecer ya fue fichado recientemente en tres o cuatro ocasiones para después quedarse donde estaba. Y mientras todo este dislate y esperpento avanzaban, nuestro Director Deportivo (Óscar Meneses) aclarándonos que la llegada del argentino-paraguayo no es viable por el momento.
(NICOLÁS MATURANA)
Pero hay quien de una manera ridícula, interesada y soez se intentó subir al carro de las desdichadas. Hace llamarse Nicolás Maturana. Para más señas juega en la entidad que representa ser nuestro enemigo público número uno en cuanto a lo deportivo se refiere. Viste los colores de Universidad de Chile. El susodicho estima estar siendo mal pagado y para hacer presión en una mejora económica de su contrato, no duda en utilizar el buen nombre de Colo-Colo para conseguir sus propósitos. Cuanto menos feo, por no poner otro calificativo más rotundo.
¿QUÉ PRETENDEN UNOS Y OTROS?
Entre algunos informadores asiduos residentes en la estupidez, ciertos representantes frotándose las manos ante el negocio de su vida, unos cuantos bocachanclas cuyas palabras ojalá acallaran la cordura y dirigentes deseosos de desviar atenciones, es por donde nace esta mala costumbre de hablar en tiempos de silencio.
Partamos de un principio básico que en muchas ocasiones en este deporte denominado fútbol brilla por su ausencia. Dicho principio consta de un solo punto: en mitad de una temporada, donde todo está en juego y por decidir, es desequilibrante hablar de futuros fichajes, por muy mal que se estén dando las cosas.
Dicho proceso tiende de manera inexorable a debilitar y crear dudas en ciertos jugadores, sobre todo en aquellos cuyos posibles refuerzos actúan en su posición en el terreno de juego. Levanta ampollas y fomenta el afloramiento de estados anímicos indeseables. Ver peligrar el futuro por la rumorología incita, por regla general, al desánimo y un decaimiento en lo moral.
Los pensamientos se enturbian. En plena batalla por hacerse un hueco en una plantilla de por sí competitiva, donde en cada entrenamiento, en cada juego disputado tienes que demostrar todo el potencial, que te vengan con historias de posibles sustitutos no hace nada de gracia El sentirse, en cierta manera señalado, seas titular o no, e intuyendo que tras el rumor aparece la noticia, tiene sus contrapartidas.
Psicológicamente hablando pueden suceder dos cosas en un jugador cuando se enfrenta a los demonios de un futuro que puede verse comprometido. En primer lugar, que la fortaleza física y psíquica se vean mermadas y máxime si no se es titular (da igual los motivos) y, en segundo término, que en el afán de preservar cuanto se tiene, empiece una loca carrera por marcar su territorio y cometa la imprudencia de hacer sobreesfuerzos.
Esta carrera a la desesperada por demostrar lo que tal vez se lleva tiempo demostrando puede resultar cruel y fatal en aquel jugador, cuyas lesiones, le impidan ser regular en las convocatorias. De un modo inconsciente, la visión aterradora de un presente nada halagüeño mezclado con la sensación de desamparo que otorga poner nombre y cara de quien pueda usurpar su puesto, obligará a acelerar plazos en pos de una recuperación.
El establecimiento de un proceso de ansiedad en un jugador, se encuentre lesionado o no, porta consigo una serie de situaciones complejas. No sólo lo podemos observar en el típico goleador cuya racha se esfumó por arte de magia o en el defensa que de repente perdió todo su crédito y se ve relegado de la titularidad. Lo vemos también incluso fuera del terreno del juego.
El runrún de que algo no marcha como es debido y la ofuscación y su correspondiente frustración, comportan estados de insatisfacción mental que impedirán al jugador centrarse debidamente. La agonía provocada por la ansiedad impedirá un descanso reparador durante su tiempo libre (en un futbolista profesional suele ser bastante), algo que influirá negativamente en el rendimiento posterior.
Es el instante preciso donde salen las imprecisiones, la desconcentración y hasta los descuidos a la hora de cuidarse como es debido. La angustia, la ansiedad o el estrés (como queramos llamarlo) hace acto de presencia. Con dicho estado anímico sobre los hombros cualquier jugador (nadie se libra) tenderá a padecer una sucesión continuada de lesiones (todas ellas de carácter muscular), sin una génesis especifica y el riesgo más que evidente de padecer recidivas.
Es producto de noticias que tienen un efecto devastador sobre quien las sufre. Desde que el fútbol es fútbol la desestabilización forma parte de su paisaje. Nos parezca ruin o mezquino el uso de estas armas, lo cierto es que no existe club en el mundo que no las haya sufrido o puesto en marcha alguna vez. Y aunque hubo intentos en su día por establecer un código deontológico que evitaran todo esto, lo cierto es que de vez en cuando asoman el morro por el horizonte.
¿CUÁNTOS MÁS VENDRÁN PARA NO QUEDARSE?
Que en tiempos de receso entre competición y competición la rumorología se dispare es algo normal y hasta lógico. Con la ausencia de fútbol y cuando todo equipo plantea altas y bajas, el proceso se torna necesario, aunque en ocasiones a alguien se le caliente el micrófono más de lo debido o la pluma se le resbale cinco líneas abajo.
Son tiempos de estruendo y estadillos. De locura y descontrol. Es cuando Colo-Colo (lo uso como ejemplo nada más) pretende fichar en un solo día a cinco jugadores de fama mundial reconocida. En el planeta fútbol durante dichos espacios de tiempo en el que el balón no corre, puede pasar de todo, incluso que se disparen noticias surrealistas tipo incorporación inmediata a las filas albas del mejor defensa surcoreano de todos los tiempos (Sin-Gui-On), o la evidente llegada del extremo más veloz de Japón a modo de prueba que responde al nombre de Ando Takataka.
Sentido del humor aparte, lo que carece de gracia es fichar cinco meses antes de lo debido a jugadores con contrato en vigor en otros clubs y cuyas supuestas prestaciones (contrastadas o no) igual no se corresponde con lo que realmente se necesita.
Quienes viven del rumor son los mismos que aborrecen la verdad. Son los envenenadores e intoxicadores que todo lo enmarañan y ensucian. Fue curioso escuchar a nuestro entrenador dar su opinión sobre la supuesta contratación de Lucas Barrios y su no. Negación que tuvo su correspondiente batería de matices. Todo ello por si no quedó claro los postulados de Pablo Guede.
Ahora que se nos lesionó de gravedad unos de los símbolos del equipo albo, nuestro querido y respetado Justo Villar, no faltarán voces que anuncien al cielo sus posibles sustitutos. Menos el nombre de Johnny Herrera, de seguro oiremos del interés en contratar los servicios de Cristopher Toselli (Universidad Católica)o los no menos esperados Rodrigo Naranjo (Deportes Iquique) y Nicolás Peric (Audax Italiano) a pesar de tener estos dos últimos 37 y 38 años de edad, respectivamente.
Y todo ello con un Paulo Garcés que tendrá que remangarse y dar lo mejor de sí de aquí al final de un Apertura’ 2016 que transita por la mitad del recorrido, dentro de un régimen de igualdad que te lleva, dependiendo de si se encadenan tres victorias seguidas o cuatro malos resultados, a los más alto o al pozo de la clasificación. Por no hablar de un Álvaro Salazar inédito y cuya cara apenas distinguimos.
Ahora que Colo-Colo empieza remar a favor de corriente y sacamos la cabeza de infierno. Ahora que emergemos de las tenebrosas profundidades y creemos que el milagro es factible. Ahora que cuerpo técnico y jugadores se pusieron las pilas aun sabiendo que la lista de mejoras (en lo individual y colectivo) es grande… ahora es cuando los fabuladores hacen su agosto.
Sacan sus patitas y señalan al mundo un camino que convirtieron en un estercolero por el simple arte de informar desinformando, de hablar en tiempos de dudas o de quienes no aplican ese refrán que dice:”en boca cerrada no entran moscas”. No es tiempo de mover ficha. No es hora de ningunear el aporte de quienes están dentro del plantel albo. No es el momento de distraer a nadie con divagaciones insensatas y sin sentido.
Es el instante, eso sí, de no permitir que Colo-Colo se llene de nombres, más o menos ilustres, en plena reacción y donde todo está por aclararse. Llegaron semanas de concentración, de tranquilidad (dentro de lo posible) y de apuntalar lo bueno que se percibe sin necesidad de invadir espacios vitales altamente sensibles a cualquier temblor.
Los corazones caciques vivimos de realidades, no de sueños prefabricados por quienes tienen algo que vender y poco que ofrecer. Que no nos despisten. Que no envenenen nuestras ilusiones. Que no intoxiquen un presente no perfecto y pudran un futuro antes de tiempo.
FUERZA ALBA
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