|COLUMNA| La pena de tenerte ‘lejos’
Imagen extraída de dalealbo.cl
No hay sensación más espectacular que ver jugar a Colo-Colo. Sin duda alguna aquellos días son especiales de principio a fin. Levantarse, programar el día, ver si puedes ir al estadio o si lo ves en casa, invitar amigos, verlo con la familia, comprar alguna cosita para comer y para tomar, escuchar las radios con la previa, estar atento al twitter para ver si sale alguna información especial, si Guede tiene sorpresas en la formación, etc…
Pero cuando algo te imposibilita poder vivir aquello, es complejo, es duro. Entiendo que hay situaciones mucho más complicadas que la que relataré ahora, pero esta fue mi gran pena ayer.
Hace menos de una semana recibí un llamado telefónico. La persona al otro lado, me daba una buena noticia, había conseguido el trabajo al cual estaba postulando (tengo otra fuente laboral, pero diversos factores provocaron que tuviera que encontrar algo más y en horario nocturno).
Hasta ahí todo bien, me ponía contento, podía respirar un poco más tranquilo, obvio. El tema es que me tocó partir este lunes que recién pasó. Lo normal es que pueda haber lamentado el casi no dormir, o el ver menos a mi familia y a la mujer que amo, incluso se me pudo haber pasado por la cabeza que posiblemente las noches de navidad y año nuevo, las tenga que trabajar. Pero no. En lo primero que pensé fue en mi equipo, “¡Cresta!, el colo juega el miércoles en la noche. No voy a poder ir a San Carlos”. Después me di cuenta que tampoco podré ir al Monumental en la vuelta (Consideren que tenía todo listo para ir a ambos encuentros), y que en caso de llegar a la final, tampoco podré estar ahí. Ni les cuento la pena que me dio.
Llegó la tarde de ayer. Mi turno comienza a las 22:00. Por suerte pude ver todo el primer tiempo, mientras me vestía, arreglaba (Lo sé, no tengo mucho arreglo), ordenaba mi bolso, escuchaba y miraba de reojo la tele. Me perdí varios detalles que uno no se pierde cuando se enfoca 100% en ver el partido, pero al menos pude ver la mayor parte de la primera fracción sin mayor problema.
Ahora tenía que partir, así que opté por pedir un uber para poder mirar la mayor parte del encuentro que se pudiera. No crean que tengo dinero, uso código promocional.
Calculé que de mi casa a mi lugar de trabajo, son 18 minutos aprox, redondeando serían 20. A esto le sumé el margen de 10 minutos que nos piden para llegar, más los 5 minutos en que se demora en llegar el vehículo. En total, 35 minutos. Nada mal.
Llegó el muchacho y salí de mi hogar con un empate 0-0 en un encuentro que se iba poniendo cada vez mejor. Me subí al auto y el chofer tenía la 92.1 en la radio, estaba escuchando el partido. ‘Amigo, ¿puedo pedirle un favor?, ¿Le puede subir a la radio?’, fueron mis palabras luego de haberlo saludado.
Luego de algunos minutos dentro del uber, escuché el grito de gol que tanto estaba esperando. ¡Gol! Fue lo que dije, mirando atentamente al conductor, que me preguntó si el tanto había sido del local, a lo cual le comenté que no, el gol era del Cacique. Asumí que era de Católica, por lo que le pedí disculpas por celebrar en su auto. ‘También soy del colo’ fue lo que me dijo, lo cual me dejó bastante más tranquilo y le subí a la radio. Ambos escuchabamos que había sido un tremendo golazo pero no sabíamos de quien había sido. Así que tomé mi celular y escuché el relato de mi amigo Danilo Quinteros para Somos Chile Radio, y comprobé que el gol fue de Baeza.
El relato de Danilo fue emocionante y muy significativo. Me transportó al estadio, me hizo viajar a San Carlos, imaginé estar en el estadio como habitualmente lo hago, hasta que me di cuenta que iba por una fría autopista.
Ya más tranquilo, comenzamos un diálogo con el chofer, a quien le comenté un poco mi situación y que me daba pena no haber podido ver el gol de serrucho y tampoco haber podido ir al estadio. Me dijo que a él tambien le daba ‘lata’ pero que el trabajo es el trabajo. Que me entendía, pero las prioridades son realmente otras.
El resto del partido da un poco lo mismo, se ganó y está bien. Aun queda la vuelta.
Entiendo que varios puedan pensar que es una tontera que esto me de pena, que hay cosas peores. Pero entiendanme a mí. El estar lejos de Colo-Colo me afecta, me pone mal. El no estar en el estadio y para más remate no poder ver el gol en vivo, me puso triste. Lo bueno fue que pude encontrarme con una persona que estaba en las mismas que yo.
Ya estoy más tranquilo, pasó la pena y viví mi clásico, un clásico distinto al resto. Ahora estoy leyendo los comentarios de la gente en redes sociales y obvio, feliz por el triunfo y más aun por tener trabajo.
Pese a vivir en Santiago, las cosas de la vida me alejaron de ti, me impiden ir a verte y me dejaron con la pena de tenerte lejos
¡Vamos Colo-Colo! ¡A buscar esa final!
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