|COLUMNA| Una pena negra
En algún momento de esta historia que ha sido mi faceta como columnista me puse como norma no escribir columnas desde el ámbito personal. Pero en esta ocasión hare una lamentable excepción, más lamentable por el motivo que me lleva a hacerlo.
Autor | Samuel Lorca Follow @xamwel
La tragedia vivida la pasada semana en Colombia con la caída del avión que transportaba al plantel del Chapecoense de Brasil para enfrentar la final de ida de la Copa Sudamericana, en la que murieron 71 personas (22 jugadores más el cuerpo técnico, periodistas y dirigentes) y de la que sobrevivieron solo tres integrantes del equipo, impactó al mundo y puso de luto a todo el planeta fútbol, en la que ha sido sin duda una de las tragedias más lloradas por los fanáticos del deporte rey.
El Chapecoense, un equipo modesto de Brasil creado en 1973, que había ascendido a la Serie A recién el 2013 y que contaba con apenas 5 torneos estaduales, pasaba por una buena racha haciendo un campañón a nivel internacional que lo tenía encumbrado en la elite de América llegando a la final de la Copa Sudamericana en la que debía enfrentar a un equipo con tradición en este tipo de torneos, el dos veces campeón de América Atlético Nacional de Colombia.
Sin muchos nombres pero con grandes hombres, de esos que se vuelven leyendas, y mucho fútbol el ‘Huracán del Oeste’ logro poner a Chapecó en el mapa del mundo fútbol. Estaba a un paso de la hazaña, de esas que tan de vez en vez se dan en este deporte, a un paso del oro que es tan esquivo para los equipos modestos. Un triunfo ante un rival de estirpe como los colombianos representaba toda una proeza, significaba, como pocas veces en la vida, el triunfo de los humildes.
Pero aquella ilusión que tanto celebraron tras derrotar a San Lorenzo en semifinales se transformó a la vuelta de la esquina en una dolorosa tristeza. La caída del fatídico vuelo termino coronándolos como leyendas eternas, pero no de la manera que ellos hubiesen querido.
Tras conocerse la noticia comenzaron los homenajes alrededor del planeta. El mundo se tiñó de verde, los colores tradicionales del Chapecoense: El Cristo Redentor en Río de Janeiro, la Torre Eiffel en París, el Allianz Arena en Munich y muchos otros lugares emblemáticos se hicieron parte del homenaje, los que se multiplicaron masivamente por todo el mundo. Minutos de silencio respetados por las hinchadas como pocas veces, brazaletes negros y la insignia del ‘Chape’ en las camisetas de diferentes clubes se sumaron en honor a las ahora 72 leyendas. También aparecieron instituciones comprometiendo su apoyo tanto económico como con jugadores cedidos gratis al club para que pueda volver a levantarse y gestos de grandeza como el del Atlético Mineiro que se negó a disputar el último partido del torneo brasileño ante el Chapecoense (a pesar de la petición de la CBF de hacerlo) sin importarle las penas que puedan caer sobre ellos haciéndose parte del dolor de todo Brasil. Aunque, sin duda, si el gesto más importante lo hizo Atlético Nacional al solicitar, por medio tanto de sus dirigentes como de sus jugadores, que se declare campeón de la Copa Sudamericana al Chapecoense, demostrando así una vez más la nobleza enorme que existe en el fútbol.
En mi caso particular desde el momento en que me enteré de la noticia me invadió una pena negra la que fue aumentando a medida que se iban conociendo los casos personales de cada jugador, como las imágenes del pequeño hijo del arquero Danilo, o el video del volante Tiaguinho cuando se entera de que será padre de un hijo que finalmente no conocerá o el anuncio de retiro de Nivaldo, portero que no viajo a Colombia. Fue tanta la pena que, a pesar de que todo el mundo lloraba al equipo y se sucedían incontables homenajes, parecía que no eran suficiente, todos los gestos no parecían servir, ni siquiera el título póstumo.
En medio de ello vino el partido de vuelta de la semifinal de Copa Chile entre Colo-Colo y Universidad Católica, en donde lo más significativo se vivió al principio. Un estadio Monumental completamente verde presenció en respetuoso silencio el homenaje a los caídos en Colombia, el cual estuvo acompañado por el ‘Ave María’ interpretado por el tenor Tito Beltrán. Un homenaje sentido y merecido. Colo-Colo además lució en su camiseta el escudo del Chapecoense en un gesto sencillamente admirable y digno de elogio.
Imagen: Dale Albo
Pero aún estaba esa sensación de vacío. El partido transcurrió favorable al Cacique que dominó de principio a fin. Victoria 2 a 0 con goles de Martín Rodríguez y Esteban Paredes. Como nunca antes, no sentí emoción alguna por pasar a una final, con suerte conformidad. Incluso me molestó que en los goles los jugadores no hicieran algún gesto referente a la tragedia. No pude sacarme esa negra pena durante todo el juego, sentía que algo faltaba.
Finalmente entendería que nada iba a ser suficiente. Nada podría devolver a los caídos, ningún gesto ni minuto ni homenaje, por lo mismo ese vacío nunca será llenado. Esta tragedia no solo marcará la vida del club, sino de toda una generación que vivió la misma pena negra que yo sentí.
Pero el show debe continuar, seguramente Chapecoense se levantará como club tal como lo hicieron antes otros equipos que sufrieron tragedias similares (cercana es para los albos la tragedia de los hermanos de Alianza de Lima) y se fortalecerá. El dolor dará paso a la resignación y el eterno recuerdo que permanecerá en la memoria del mundo futbol por siempre, y nuevamente retornara la alegría.
Esta columna en particular más que un homenaje es la expresión de un sentimiento que me embargo en lo personal y que creo puede representar a más de algún hincha que no tiene la opción de usar un espacio como este para expresarlo.
Y en representación mía y de todos aquellos hinchas que se identifiquen con estas palabras envío humildemente a través de este medio mi más sentido pésame a las familias de las víctimas, a los sobrevivientes, al club y a su hinchada, y a todo aquel que haya sufrido y se sienta parte de esta tragedia.
SAMUEL LORCA M.
Sammael @xamwel
Compártelo en tus Redes Sociales
- Hac clic para enviar por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Google+ (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Tumblr (Se abre en una ventana nueva)