You are here
economia mundial Columnas DESDE ESPAÑA CON AMOR 

|COLUMNA| La insensatez globalizada

DESDE ESPAÑA CON AMOR

<La insensatez globalizada>

Autor | José Luis Pena

Estimad@s almas caciques que sobrevuelan el cielo de los justos desde que ByN dirige nuestros designios;

A quienes hace tiempo decidieron que @SomosChileRadio y @DaleAlbo fueran las ventanas con vistas al mundo, tras las cuales Colo-Colo y cuanto le rodea tuvieran su justo reflejo;

A la cantidad y calidad de seguidores de mis trabajos, que flotan en aguas territoriales entre mi pasión colocolina y sus propios oleajes, sin que las pasiones entorpezcan nuestro caminar;

A esas acérrimas almas que le tomaron gusto a leerme cada semana, decirles que si bien me tomé un descanso, vuelvo con las pilas recargadas y dispuesto a librar mis batallas particulares que ustedes muy amablemente convertirán en suyas.  

EL REGRESO

Cuando redacté mi última columna, por mor de las circunstancias, me quedaba por resolver una duda. Duda concerniente en saber si nuestro querido y amado Colo-Colo habría sido capaz de levantar al cielo de Santiago la Copa Chile.

Así de enrevesado es mí día a día con el presente albo. Siempre a contrapié. Recibiendo noticias frescas con sabor a pasado reciente. Buscando cuanta información me puedan facilitar sitios como @SomosChileRadio y @DaleAlbo.  

Escudriñando el hoy del cacique a través de 11000 km de distancia y dos hemisferios contrapuestos en un vaivén de horas, que según la época del año en que nos encontremos, oscilan entre las nefastas 6 horas de diferencias, la intempestiva +5 o las más cercana de 4.

Entre esto y el descanso por mí tomado, hacen que con carácter retroactivo celebre con ustedes el undécimo titulo obtenido por Colo-Colo en el torneo que lleva el nombre de Chile. Suele decirse “más vale tarde que nunca” o “nunca es tarde si la dicha es buena”.

Y como los refranes son la sabiduría del pueblo llano me aplico a ellos para explicar en pocas palabras el brindis tardío que lanzo al mundo colocolino repartido entre Chile y el resto del mundo. Va por ustedes. Por mí. Por sus vecinos. Por sus allegados y amigos… Los corazones albos volvimos a sonreír.  

NO TOCA HABLAR DE COLO-COLO

Terminados los torneos de Copa Chile y el Apertura’ 2016 llegó el inevitable, molesto e interminable periodo vacacional en el cual se instala de manera insidiosa un vacio que muy pocas cosas pueden rellenar. Aunque en esta ocasión tuvimos algo de suerte. Suerte que llevó por nombre China Cup.  

Ante la imposibilidad de que los corazones albos estallen de pasión, como ocurre cuando Colo-Colo disputa un partido, miren por donde los chinos nos sacaron del apuro. Con su invento fabricado no se sabe muy bien para qué y con el beneplácito de la FIFA, pudimos ver ganar a La Roja un torneo menor y hasta ridículo, pero que, sinceramente y desde mi prisma particular, ha servido para algo más que ser los primeros en alzar dicho trofeo.

Con un Colo-Colo en paro y envuelto en mil y un rumores, donde la certeza consiste en que no hay certeza alguna y el humo se envuelve en nieblina permanente, lo cierto es que el seleccionado de Juan Antonio Pizzi nos sacó por una horas del enorme agujero negro al que estamos condenados cuando en Macul se apagan los focos y el silencio preside el Monumental David Arellano.

La selección nacional, confeccionada a modo de retales debido a un torneo organizado a destiempo, con una nula presencia de público en las gradas y una muy escasa repercusión internacional (en España nadie se enteró), se dispuso a participar e intentar llevarse la China Cup para casa.

Aunque sigo diciendo que todo este invento chino sobraba, no es menos cierto que La Roja salió beneficiada. A Pizzi le vino de perlas para hacer probaturas con nuevos jugadores de cara a los compromisos que Chile tiene en este 2017, en un combinado plagado de ausencias.  

Se nos viene las eliminatorias por el mundial de Rusia (este año la empezamos en Argentina, con las ganas que nos tienen) para acto seguido sumergirnos en un torneo que en cada edición gana en prestigio, como es la Copa Confederaciones.

Por tanto, un torneo olvidado por el mundo se convirtió en un perfecto banco de pruebas para ir armando un equipo de cara a futuros compromisos, donde se mezclaron veteranía y juventud, nombres archiconocidos con otros en vías de desarrollo y que a su vez calibrase los potenciales relevos generacionales a los Bravo, Vidal, Alexis, etcétera, etcétera, etcétera.

Otro motivo para brindar con ustedes. Y aunque hay quien opinara en su momento que Copa Chile tenía más prestigio que la China Cup (no exento de razón), la verdad es que en tierras chinas se puso la primera piedra de una esperanza creciente: la Copa Confederaciones puede convertirse en una trilogía fantástica tras los triunfos en Copa América 2015 y Copa América Centenario 2016. Amén.  

LA INSENSATEZ GLOBALIZADA

Llevo un buen trecho de columna y todavía no os expliqué la razón del titulo de este trabajo, pero consideré necesario hacer una especie de prólogo donde cupieran los dos brindis lanzados para con las entidades más queridas en Chile, Colo-Colo y la selección nacional.

<La insensatez globalizada> o la <Estupidez manifiesta>, que también podría ser usado, hace referencia a la locura desatada en el mundo del fútbol tras la decisión de la FIFA de ampliar a 48 el número de selecciones en la Copa del Mundo 2026, el pasado 10 de enero.

A título personal me parece una verdadera locura. Locura que los gerifaltes que gobiernan el fútbol mundial intentan maquillarla con el eufemismo de globalización, cuando la globalización en este deporte se suscribe a cuatro o cinco selecciones europeas (Alemania, Francia, España, Italia) y dos o tres sudamericanas (Argentina, Brasil, Uruguay).

¿Y del resto, qué hay? Siempre se espera algo de Holanda, de Inglaterra, de Portugal, de México, de Colombia y hasta si me apuran de Chile, dado los progresos efectuados en los últimos años.

¿Y después de ellos, qué? Las ganas de competir lo más dignamente posible y poca historia más. Selecciones como Costa Rica y Estados Unidos (CONCACAF); Costa de Marfil, Camerún, Túnez (CAF);  Japón, Corea del Sur, Australia o Irán (AFC); Ecuador y Paraguay (CONMEBOL); Croacia, Serbia, Bélgica, Suecia (UEFA) y Nueva Zelanda (OFC), de seguro estarán  entre las elegidas para disputar cada cuatro años, a partir de 2026, todos los mundiales que resten de aquí al final de los tiempos.

NO HAY GLOBALIZACIÓN EN EL FÚTBOL

Y aunque siempre caben las sorpresas (qué sería el mundo del futbol sin ellas), el catálogo de países dispuestos y preparados para dar el gran salto es reducido. Es lo mismo que sucedió en la pasada Eurocopa de Francia’ 2016 con las selecciones de Islandia y Gales. La gran pregunta a hacerse es la siguiente: ¿hasta dónde alcanzarán Islandia y Gales a llegar?

A día de hoy ambos combinados están fuera del Mundial Rusia’ 2018. Tienen posibilidades de acceder a dicho evento, no cabe duda, pero si tomamos como ejemplo los rivales que les superan en las clasificatorias (a Gales, Irlanda y Serbia, y a Islandia, Croacia y Ucrania)  veremos un recorrido amortiguado cuando la estupidez no asoma en el horizonte.

Digo esto porque en una Eurocopa de 24 selecciones sobre un total de 54 miembros (con la admisión de Kosovo en 2016, ahora ascienden a 55), se tenía que ser muy malo para no clasificarse. La locura UEFA en todo su esplendor que luego contagió a la FIFA.

En Francia’ 2016, de todas las selecciones “grandes” tan sólo faltaron a la cita Holanda y Dinamarca. Quienes se quedaron por el camino fueron países como Malta, Chipre, Islas Feroe,  Gibraltar, Moldavia, San Marino, Azerbaiyán, Luxemburgo, Liechtenstein, Armenia, Letonia o Andorra, por citar algunos ejemplos. Selecciones que ni con un mundial de 120 equipos (llegará) acudirían a dicho evento.

NO COMULGO CON RUEDAS DE MOLINO

Si una Eurocopa de 24 ya me pareció una soberana barbaridad, ni se imaginan el escozor que me produjo saber que a partir de 2026 los mundiales serán disputados por 48 selecciones. Hasta ese año queda mucho, pero la primera gran decisión del Presidente de la FIFA, Gianni Infantino (Suiza, 1970) ya nació viciada por varios motivos y un montón de preguntas por responder.  

Elegido presidente de la inquisitorial y señalada FIFA el 26 de enero de 2016, no ha tardado un año en hacer realidad el sueño de su predecesor Joseph Blatter (Suiza, 1936) tenía en mente. Con la promesa de aumentar el número de cupos para los mundiales se aseguró una elección tranquila y sin sobresaltos.

Dispuso del apoyo de las clases medias y medio-bajas del fútbol mundial. Esto es, países como Perú, Bolivia, Lituania, Finlandia, Guatemala, Jamaica, RD del Congo, Mali, China o Uzbekistán vieron en dicha propuesta una ventana abierta de par en par para salir del anonimato y darse a conocer en el mundo.

Igual que lo sucedido en el seno de la UEFA, los militantes de la mediocridad se auparon a un carro vencedor cuyo recorrido se presume tortuoso por culpa, entre otras cosas, por saber los cupos que cada confederación dispondrá para clasificar a sus miembros en un mundial de fútbol.  

Toda esta insensatez y cúmulo de estupideces la quisieron revestir bajo la palabra globalización. Mentira. El componente económico y los pingües beneficios que dicha decisión conllevan son notorios. Ganancias que nunca repercutirán en países como Eritrea, Sudán del Sur, Níger, Laos, Aruba o Vanuatu. El dinero viajará a los mismos bolsillos de siempre entre contratos de TV, derechos de inscripción, espónsores y cuanta parafernalia hay montada alrededor del mayor espectáculo del fútbol.  

La idea de la “aldea global” llevada al deporte más seguido en todo el mundo haciéndonos creer que la multiplicación de los panes y los peces es posible hoy en día, es una quimera.  Las rebajas llegaron al fútbol .Las promesas de abrir el número de participantes en una Copa del Mundo no inmutó a los grandes. Si hizo pestañear a las clases intermedias y las selecciones de cuarto orden creyeron en un milagro con carácter de futuro cuando no tienen en el presente nada que llevarse a las vitrinas.

CONSIDERACIONES

(Primera consideración)

La división europea entre países del norte y el sur; la distribución geopolítica entre naciones occidentales y subdesarrolladas y el barómetro de potencias económicas y países en vías de desarrollo también quedan reflejados en el fútbol mundial.

(Segunda consideración)

Las distancias son siderales entre los países ricos y los más desfavorecidos no sólo en aspectos socio-económicos y políticos. Naciones con escasos recursos cuyas poblaciones viven por lo general bajo el umbral de la pobreza (salvo las élites, claro está) no pueden competir en número de instalaciones y infraestructuras deportivas. Países sumidos en la pobreza y dependientes de ayudas del exterior y cuyo estatus de Estado de Derecho se sujetan con alfileres, carecen de los medios necesarios para fomentar una actividad deportiva sostenible en el tiempo.  

(Tercera consideración)

¿Qué se pretende realmente con este aumento a 48 selecciones en una Copa del Mundo? Si la idea primigenia consistía en abrir el mundo del fútbol a países que nunca alcanzarían la meta de llegar a un mundial de 24 o 32 integrantes, la idea en sí quedó devaluado dado las distancias establecidas entre el denominado primer mundo y el resto del planeta.

(Cuarta consideración)

Disponer de 48 combinados nacionales en poco o nada favorece al espectáculo deportivo en sí. Ni tan siquiera a las selecciones de países sumidos o no en la pobreza  o cuyo perfil futbolístico ronda la tercera o cuarta categoría (y que se hayan ganado el derecho de participar en un mundial) tampoco les beneficia en mucho.

LAS BASES PARA ENTENDER ESTA 4ª CONSIDERACIÓN

Me baso en hechos históricos para certificar que ambas aseveraciones tienen sus puntos de veracidad. En primer lugar. Un aumento de participantes no garantiza una mayor calidad en el espectáculo. La pasada Eurocopa se tornó larga, con multitud de partidos cuyo único interés residía en marcadores apretados, con escaso fútbol y mucha especulación. Fútbol control y nada vistoso de cara al espectador imparcial.

La segunda afirmación tiene innumerables ejemplos, o si no pregunten en la antigua Zaire, Tahití o El Salvador, por citar a alguien. Zaire (actual República Democrática del Congo) disputó el Mundial de Alemania’ 1974. Sin la palabra globalización convertida en “treding topic”, se logró escabullir entre un fútbol africano sin un claro dominador, con un bagaje escaso de técnica y recursos colectivos por aquella época y un concepto anárquico, impredecible, caótico y versado en la velocidad de sus jugadores.

Al viejo Zaire le tocó disputar la fase de grupos ante Escocia (en aquella época eran algo en el fútbol), la extinta Yugoslavia y como guinda del pastel terminar su participación ante Brasil. Si bien escoceses y brasileños no se ensañaron (0-2 y 0-3, respectivamente), Yugoslavia sí decidió poner las cosas en su verdadera dimensión y le endosó sin sudar un 9-0.

Después de aquello, la desaparecida Zaire, hoy reconvertida en el otro Congo, nunca más volvió a jugar un mundial. No hubo globalización ni nada que se le pareciese. Igual podemos decir de El Salvador. Dos mundiales (1970 y 1982) jalonan su paupérrimo currículo. La suma total de partidos disputados asciende a seis, donde se computan 0 victorias, 0 empates y 6 derrotas, incluido un 1-10 endosado por Hungría. Del balance global de goles nos da una clara idea de las reales diferencias existentes  en aquellos días. Diferencias que hoy en día siguen disparadas. Con un solo gol a favor y 22 en contra sobra todo comentario.  

Para ilustrar las distancias (habría que medirlas en años luz) sin variaciones entre el siglo pasado y el actual, demos una pequeña vuelta por la Copa Confederaciones Brasil’ 2013. En ella y de manera sorpresiva se ganó el billete una selección cuyo caminar transita por los fondos del ránking FIFA. Nos conquistó los corazones una especie de guerreros provenientes del Pacífico que respondían al nombre de Tahití, antes conocida como Polinesia Francesa.  

¿En qué consistió el espectáculo? En ver como Nigeria le golpeaba (1-6), España abusaba (10-0) y Uruguay les pasaba por encima (8-0). ¿Posibilidades concretas de que Tahití acuda un mundial? Nulas, y máxime si Australia se replantea regresar a la OFC.  

LA GRAN MENTIRA

Nada mejor que revisar la última cita mundialista para entender que la tan cacareada globalización en el fondo es un cuento y no precisamente chino. Tomemos como ejemplo los últimos seis clasificados en Brasil’ 2014:

  • 27º  Corea del Sur
  • 28º  Irán
  • 29 º Japón
  • 30º  Australia
  • 31º  Honduras
  • 32º  Camerún  

Prácticamente toda Asia representada con sus mejores selecciones. Y si atendemos por confederaciones basta decir que el mejor equipo africano fue Argelia, quedando en el puesto 14. Por CONCACAF, Costa Rica dio la sorpresa pertinente (8º lugar), México se instaló dos escalones por debajo (10º) y Estados Unidos (15º). ¿Globalización?

Y un cuerno. Hasta el 8º puesto de la mencionada Costa Rica, el resto de componentes estaba copado por selecciones de Europa y Sudamérica. Los eternos aspirantes a ganar algo importante. África, Asia, Centroamérica y el Caribe y menos aun Oceanía tienen capacidad de hacer sombra a los grandes expresos europeos y sudamericanos.

El fútbol a nivel internacional es un coto cerrado para unos pocos. Los demás invitados al convite como mucho se agarran a la esperanza de pasar la fase de grupos, procurar dar alguna sorpresa y esperar que en una de estas no le caiga una lluvia de goles.  

¿FANTASÍA O REALIDAD FUTURIBLE?

Cuando el señor Infantino destapó el tarro de las esencias globalizadoras siguiendo el patrón UEFA, también desplegó aromas de insensatez. Quisiera que tod@s ustedes hicieran un ejercicio mental y me acompañasen en esta especie de viaje al futuro.

Sitúense en su sofá favorito delante del televisor. Están cómodamente sentados y dispuest@s a presenciar un partido de un Mundial de fútbol, uno de los mayores espectáculos deportivos existente. Y de repente se topan que dicho espectáculo consiste en vivir in situ alguna de estos eventos:

  • Cabo Verde vs Brasil
  • Alemania vs Thailandia
  • Barbados vs Uruguay
  • Namibia vs Francia
  • Holanda vs Fidji
  • Vietnam vs Venezuela.

Fascinante, ¿verdad? Pues es esto lo que nos espera a partir del año 2026. Mientras esto pudiera ocurrir, recemos (quien sepa) porque Chile alcance lo antes posible la clasificación a Rusia’ 2018 y nos de una inmensa alegría en Copa Confederaciones.  

ENTRE NOSOTR@S

Y mientras tanto desear a Colo-Colo una Copa Libertadores plena de triunfos y que la estrella 32 nos haga una visita, todo ello bajo la batuta experta de “Aníbal Mosa y su Orquesta 3 de Enero”, cuyo tema principal “Ayer no te quería, pero hoy eres mi amor”, nos deleita con su swing pegadizo, ritmo lento pero acompasado, dentro todo ello de un compás difuso, letras amargas y un canto a la desesperanza más arraigada.

Con la canción del verano austral os dejo, estimad@s, al grito que nada ni nadie callará de:

FUERZA ALBA  

Related posts