Tristeza Monumental
“Autor | Rodrigo Gallegos Follow @Roidrigo”
Han pasado dos días. Dos días en que la tristeza me sigue invadiendo; no había logrado escribir nada todavía. En mi mente seguía dando vuelta todo lo que pasó el miércoles ante Botafogo. Esto ya parece una maldición.
Con nuestros compañeros de transmisión llegamos al estadio bien temprano. Todos nerviosos, pero con la ilusión más viva que nunca de que podíamos hacer algo grande. Esa ilusión no era infundada, habían bases para poder soñar con la clasificación. Colo-Colo terminó de muy buena manera el Apertura, ganó la Copa Chile y se hizo una aceptable serie de partidos amistosos. Más encima, el sábado se le había ganado de muy buena manera a Unión Española. O sea, había argumentos.
Llegó el pitazo inicial, Colo-Colo se puso en ventaja tempranamente y después de eso, pasó lo que todos ya sabemos y que no volveré a escribir porque me vuelve a bajar la bronca. Algunos dicen que fue un error haber marcado el gol tan temprano. Oiga viejo, a cualquier equipo dele esa posición de hacer la tarea a los tres minutos. A cualquier equipo dele ese gol tempranero. Lo que se hizo mal, fue administrar esa ventaja. No vimos al Colo-Colo que estábamos acostumbrados, vimos a un equipo timorato, con actuaciones individuales paupérrimas y que confabularon con la impericia (hay que reconocer, aun después de todo lo bueno que se puede decir de él) de Pablo Guede al momento de leer el partido.
Colo-Colo no atacó y no se defendió bien. Justo Villar fue figura. Arriba, llegamos tres veces. ¿Cómo es posible que un equipo de local llegue solamente tres veces? Se perdió el balón. De todo lo que nos hemos jactado estos meses es de la gran posesión y presión que hace el equipo. Eso tampoco existió.
La serie no se perdió solo acá. También se perdió allá al entrar con tanto respeto a un rival que quizás no se lo merecía en exceso. Un equipo de medianía de tabla brasileña que, si bien venía bien reforzado, tampoco mostró grandes pergaminos. Todavía trato de explicarme lo que pasó acá. Vi tantas veces ese partido, que al minuto 10 todos sabíamos lo que iba a pasar. Lamentablemente no nos equivocamos y nos terminaron empatando a falta de 10 minutos, otra vez en el maldito arco norte.
¿Será coincidencia? ¿Será coincidencia lo de Cleiton Xavier, lo de Fabbro, lo de Atlético Mineiro, lo de Independiente del Valle y ahora lo de Pimpao? No lo creo. Algo se está haciendo muy mal en todos los estamentos del club. No puede ser que hace dos décadas no se haya podido pasar una llave de eliminación en la Libertadores. ¿Qué se está haciendo mal? Eso tendrán que analizarlo los mandamases. Yo veo cosas poco prolijas.
Sin ir más lejos, el mismo viaje a Brasil fue un bodrio. ¿Cómo es posible que un equipo que se dice llamar grande tenga tamaña negligencia en los traslados? El equipo llegó encima del partido y se devolvió encima del partido con Unión. Cero planificación. Eso es una pequeña muestra de que algo se está haciendo mal.
No sé qué tendrá que pasar para que podamos volver a tener protagonismo internacionalmente. Hasta antes del partido del miércoles, estaban todas las esperanzas y bases sentadas para que así ocurriera, pero la realidad nuevamente nos abofeteó y nos hizo caer a nuestro pozo en el que estamos inmersos hace ya bastante tiempo.
¿Es culpa de Blanco y Negro? Claro que sí.
¿Guede? También tuvo gran responsabilidad.
¿Jugadores? Al menos en actitud sólo destacaron dos o tres.
¿Sistema de torneo y fútbol chileno en general? Por supuesto, el hecho de que sólo se pueda reforzar con tres jugadores limita a cualquier equipo que quiera hacer algo grande en un torneo internacional.
Para qué hablar de los refuerzos… Ni Pedro Morales ni Mark González eran las principales cartas que se tenían en carpeta. O nos mintieron dándonos nombres rimbombantes como Macnelly, o simplemente hay un mal manejo que no permite tener refuerzos de categoría. Ambos, y tomo de las palabras de Borghi en esto, fueron para rellenar el plantel y no para hacerlo más competitivo. Ambos pueden hacer mucha diferencia en el torneo local, pero con eso ya no basta. Mark González se trajo para reemplazar a Martín Rodríguez y no pudo jugar ninguno de los tres partidos oficiales que se han jugado. Pedro Morales puede ser un excelente volante y lo demostró en Río de Janeiro, pero llegó encima y no está apunto en lo físico.
Más encima, los tontitos de siempre tampoco ayudaron. Lejos de alentar al equipo y presionar al rival cantando y gritando, empezaron a tirar proyectiles al sector Magallanes, deteniendo el partido por 5 minutos justo en el momento en el que se necesitaba mantener caliente el encuentro.
En fin, ahora toca levantar cabeza, jugar todos los partidos que se vienen y sin excusas, Colo-Colo jugará 14 partidos en seis meses. ¿Obligación? Ser campeones del Clausura, volver a la Libertadores del 2018 y por fin hacer una buena presentación.
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