|COLUMNA| Volver de nuestras vacaciones
Me tomé vacaciones, vine a Chile a ver a la familia y obviamente una de las motivaciones era volver al estadio. Vivo en Argentina y hace dos años que mis veranos son en Chile, además este nuevo año traía una pausa en mis columnas semanales, es decir vacaciones en todos los sentidos. Al igual que el verano pasado venía con las ganas de ver la mayor cantidad de partidos posibles en el Monumental, sobre todo los de la Libertadores. Llegué a los partidos amistosos entusiasmado y con la rebaja de entradas contra Lanús, quedé afuera para ese apretón. Vino la Libertadores y con toda la fe fui a la cancha con mi hija, lo demás es una historia conocida donde aparecen los mismos fantasmas que hace años rondan el David Arellano cuando nuestro equipo está a quince minutos de pasar de fase. Fue una emoción fuerte, triste y lamentable, pero mi hija que hace años no visitaba el estadio salió digna, estoica y orgullosa.
Autor | Javier Contreras Follow @JavierSaCoPe
Cuando chica me acompañó a muchos partidos e incluso a sus cortos diez años ya había visto dos veces campeonar al Cacique. En estos últimos años, debido a la independencia que trae la adolescencia, ya no me acompañaba al estadio. Para este partido de Libertadores fue natural su decisión de acompañarme y ponerse la catorce del Mati para estar acorde a la situación, yo estaba casi sorprendido y al ver como el equipo no lograba abrochar la clasificación pensé que en ella podían flaquear los sentimientos hacia los colores. ¡Nada de eso! Este sábado a tres días de volver cada uno a sus destinos, se me olvidó decir que mi hija también está de vacaciones en Chile debido a que ella vive en Lima, utilizaremos la última posibilidad que tenemos de ir al estadio donde miles de veces nos hemos abrazado.
Colo-Colo nos pegó fuerte y es normal que muchos estemos dolidos, a mí me costó mucho volver a escribir, es normal que algunos incluso le resten importancia a la competencia nacional. Pero en estos momentos es donde debe predominar el orgullo y conocimiento que nos dejó David Arellano, además los jugadores respondieron fuerte el domingo apabullando a Audax y demostrando que el bajón anímico no influye en la superioridad que están mostrando a nivel local, estamos preparados tanto para derrotas como para victorias. Colo-Colo es un sentimiento fuerte de altivo corazón.
Quizás para mi hija no son las cosas como las pienso, quizás ella sólo lo hace por mí, quizás si duda de su convicción colocolina y ya le tiene más cariño al Alianza, quizás sabe que no basta con repetir victorias a nivel local porque sintió esa daga que fue el empate de los brasileros. Quién sabe qué pasa por su mente adolescente, la verdad es que espero seguir reencontrándome con ella en el coloso de Macul, abrazarnos y sonreír. Ahora, después del partido del sábado, sólo nos queda prepararnos y volver de nuestras vacaciones.
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