|COLUMNA| Bisagra
Autor | Javier Contreras Follow @JavierSaCoPe
Imagen extraída de 24horas.cl
Tristeza, pena y dolor, termina el partido contra San Luis y se pierde la punta absoluta. El partido fue jugado con un atado de nervios por parte de nuestros jugadores y ahí tiene clara responsabilidad nuestro entrenador, que no fue capaz de calmar e incluso propagó un ambiente enrarecido en la externa que inundó la cancha de Quillota. El Cacique demostró en los primeros minutos que por fútbol no tenía problemas en quedarse con los tres puntos, pero poco a poco se fue enredando en el juego brusco del rival y entró en un diálogo constante con el árbitro que nos llenó de amarillas. Los nervios se empezaron a notar en cancha, a pesar de que se jugaba un poco mejor que contra la Universidad de Concepción, y lamentablemente en una de los pocos avances de los de amarillo explotó esa tensión que se sentía en el aire. La jugada clave sale de un centro hacia nuestra área que no proveía mayores dificultades y que Paulo Garcés en su afán de atrapar, toca el balón y al no lograr su objetivo, le baja la pelota a un canario que venía bien resguardado por Campos; no está de más decir que para mí el defensa fue el mejor de los Albos. El resto es historia conocida, el rival tuvo que cabecear de manera simple para obtener el único gol del partido. Si había nervios antes del descanso, el segundo tiempo fue una de suspenso y más de una vez los iluminados del canal del fútbol dijeron que se podía cortar el aire con tijera.
Para analizar el momento existen múltiples aristas que influyen y voy a tratar de enumerarlas. Una de las más importantes, como ya han dicho los amigos de Dalealbo, es esa actitud paranoica de Pablo Guede, que envés de disfrutar el momento de su equipo que esta aún en la punta, siendo el equipo más goleador y uno de los menos batidos, anda preocupado de cualquiera que lo mira feo. Más de una vez ha salido a pelear con la prensa y se mete en cualquier polémica que cree ver. Luego obviamente está la mente de Paulo Garcés, que sin querer le da la razón a las palabras de Guarello sobre lo sospechoso que es su momento contractual y el compartir agente con el versero entrenador. Sin querer entrar en detalles como la eliminación de la Copa, la salida de Julio Rodríguez, el corte del chico Mark, los sapos de la interna, los fantasmas en los partidos importantes (Botafogo, Iquique, Universidad de Chile y San Luis), entre otras cosas que parecen una pelusita frente a lo que sucedió en la elección de presidente en la concesionaria. La disputa entre las facciones inversionistas generaron todo un show mediático que obviamente desenfocaron a los jugadores, que debían estar más que atentos a la hora de mantener la distancia frente al archirrival. Guede se equivocó en los cambios, Valdés terminó gastando sus últimas energías en pelear con los rivales y el árbitro, los delanteros no estuvieron finos y lamentablemente se perdió cuando más se necesitaba aunque fuera un empate.
El lunes con el diario estoy más tranquilo y menos congojado, pero veo que la concesionaria sigue siendo el cáncer de nuestro club. Mosa se viste de oveja cuando todos sabemos que es un lobo, ofrece algo que parece una utopía y nos hace creer que traeremos el modelo del Borussia a Chile. Lamentablemente no le creo al mal menor de la concesionaria y espero que la corporación sea dura a la hora de exigir que se cumplan los acuerdos.
Ambiente enrarecido a pesar de tener la posibilidad de campeonar a la vuelta de la esquina, momento de buscar los valores más fuertes de nuestro club y centrarse en lo futbolístico. Ahora es el momento bisagra para recuperar el rumbo del campeón.
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