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|COLUMNA| Ensanchando distancias

DESDE ESPAÑA CON AMOR

El fútbol de hoy tiene poco de corazón y mucho de profesionalismo. Ante esta disyuntiva, ni usted ni yo podemos hacer nada. El romanticismo pasó a mejor vida desde que en este bendito deporte el dinero se coló por la puerta chica hasta convertirlo en puro negocio. Negocio, por otra parte, que da de comer a muchas familias, hace millonarios a unos cuantos jugadores y a un sin fin de vividores que gravitan en la órbita futbolera sin tener la menor idea de lo que es sentir pasión por unos colores.

Es tan grande el negocio y tan suculentas las ganancias proporcionadas a unos y otros que si el fútbol se paralizase o volviese a sus verdaderas raíces, el número de nuevos pobres inundaría el planeta. Las desproporciones socio-económicas a día de hoy (remitiéndome a Europa), dan pie a la existencia de clubes de fútbol cuyos presupuestos para el ejercicio 2016-17 superan con creces a los de países del denominado tercer mundo. Entidades como el Real Madrid, con algo más de 600 millones de euros presupuestados para esta campaña, deja empequeñecidos los presupuestos generales de países tales como Níger, Burkina Faso, Eritrea o Timor Oriental.

Autor | José Luis Pena Follow @QuincyChile

SUPREMACÍAS ECONÓMICAS

El fútbol es ante todo un reducto donde el poder económico determina la supremacía o no de ciertos equipos sobre otros. A lo largo de este siglo el distanciamiento entre el fútbol rico y el resto lleva un ritmo sostenido pero constante, pudiéndose dividir en tres las categorías de los clubes en función de su predominio económico: súper clubes, clubes de clase media y los modestos de toda la vida.

(España)

El ya mencionado Real Madrid y el FC Barcelona en España utilizan un volumen de recursos no asequible para todos los demás y así marcar distancias siderales. El abismo abierto es cada vez de mayor calado. La definición de los campeonatos ligueros de un tiempo a esta parte no se hace en función del mérito deportivo contraído propiamente dicho, sino del poder financiero adquirido por los dos equipos más potentes en cuanto a disponibilidad de medios. Basta reseñar que de los últimos doce campeonatos de liga, ocho fueron a parar a las vitrinas culés, tres se quedaron en el Santiago Bernabéu y el equipo alternativa para romper el binomio FC Barcelona-Real Madrid, el Atlético de Madrid, sólo pudo romperlo en una ocasión (2014).

Esta especie de dialogo a dos continua vigente en esta liga 2016-17. Siempre los mismos actores, con idéntico escenario y un nutrido grupo de espectadores que sin ser barcelonistas ni merengues, ven como otro año más el pastel es repartido por macro entidades cuya grandeza de medios aplasta y asfixia las aspiraciones legítimas de quienes desean alcanzar la gloria y romper hegemonías sin visos de ser asaltadas.

El resto de conjuntos españoles aspiran como mucho a pelear puestos que otorguen una plaza en Champions League o Europa League. El Valencia CF, el Sevilla FC o el propio Atlético de Madrid surgen como alternativas reales para poner en aprietos a los dos grandes, pero ni con “Cholos Simeones” ni “Jorges Sampaolis” el panorama cambia demasiado.

(Alemania)

Pero esto no es solo patrimonio de España. En Alemania su máxima categoría a nivel de clubes, la Bundesliga, se está convirtiendo en un monólogo recitado por un Bayern Múnich incontestable cuyo resultado final se traduce en cinco títulos consecutivos. España y Alemania no difieren mucho en cuanto a palmarés se refiere. Tomando como inicio el año 2000, el cuadro bávaro ha conquistado doce entorchados, por tres del Borussia Dortmund y uno a cargo del Werder Bremen (2004) y Stuttgart (2007).
Los años de gloria y éxitos son recuerdos para escuadras como el Bayer Leverkusen, Borussia Mönchengladbach, Eintracht de Frankfurt, Schalke 04, Hamburgo S.V. o Kaiserslautern, que basan toda aspiración a clasificarse a uno de lo dos torneos continentales e intentar llegar lo más lejos posible, siempre y cuando no paguen sus penas en categorías menores.

(Italia)

En el Calcio italiano llevan años esclavizados por el dominio aplastante de una Juventus de Turín en detrimento de los dos expresos lombardos en plena frenada. Ni el popularmente conocido Inter de Milán ni el AC Milán logran hacer sombra a la nave juventina. Desde la temporada 2011-12 lleva cinco Scudettos consecutivos, con el agravante (para sus rivales) de que en este ejercicio 2016-17 la “Juve” se encuentra a dos suspiros de adjudicarse el sexto entorchado.
Siempre serán alternativa conjuntos (más por historia que debido a su presente), a parte de los ya mencionados, el Génova, Torino, Bolonia, Nápoles, Fiorentina, Sampdoria o la propia AS Roma, cuyo fichaje más mediático lleva el cargo de Director Deportivo tras la contratación del exportero de fútbol español Ramón Rodríguez Verdejo, más conocido como “Monchi”.

(Inglaterra)

Desde que el 17 de julio de 1991 se establecieran los principios básicos de la “Football Association Premier League”, dejando atrás a la centenaria “First Division” (1888-1992), el tránsito de ganadores se reduce a un exiguo grupo de equipos presidido por el Manchester United (con 13 títulos), seguido muy de lejos por el Chelsea (4), Arsenal (3), Manchester City (2), Blackburn Rovers y el sorprendente Leicester City, ambos con un galardón de campeón.
Tal vez pueda sonar extraño y algún@ tenga que frotarse los ojos, pero desde la instauración en la temporada 1991-92 de la Premier League, entidades como el Liverpool, Aston Villa, Newcastle United, Nottingham Forest o Tottenham Hotspur no han logrado levantar la copa que les otorga ser campeones de dicho torneo.

(Resto de Europa)

Hace mucho tiempo desaparecieron de los radares europeos, salvo honrosas excepciones, numerosos equipos cuyos triunfos suenan a pasado rancio. Muchos tienen presencia continuada en Europa debido a unas ligas enlatadas y cuyo currículo nacional se centra en dos clubes y para de contar. Son los que siempre están viajando por el Viejo Continente pero por regla general o no llegan lejos o mueren ahogados en la orilla.

Portugal (Benfica, Oporto y el Sporting como tercero en discordia)); Bélgica (Anderlecht, Standard de Lieja); Holanda (con un Ajax en alza, PSV Eindhoven, Feyenoord); Francia (con el otrora potente Olympique de Marsella ,el millonario París Saint-Germain y un AS Mónaco renacido); Turquía (con la eterna tripleta compuesta por Galatasaray, Besiktas y Fenerbahce) o Rusia (con su cuarteto moscovita, Spartak, CSKA, Torpedo y Dínamo), son el reflejo de un pasado mejor y hoy condenados a tareas menores centradas en sobrevivir a sus campeonatos nacionales con la esperanzas puestas en reverdecer viejos laureles.

Rapid de Viena (Austria), Dínamo de Kiev (Ucrania), Estrella Roja de Belgrado (Serbia), CSKA de Sofía (Bulgaria), Olympiakos y Panathinaikos (Grecia), Ferencvaros , Honved de Budapest, Ujpest Dozsa o Vasas de Budapest (Hungría), Grasshopper (Suiza), Legia Varsovia y Wisla Cracovia (Polonia), Malmoe y Goteborg (Suecia) o el Steaua de Bucarest son parte también de ese nutrido grupo de eternos aspirantes a asomar sus alas por una Europa que no entiende de estancamientos ni caídas libres de quienes en su día fueron nombres ilustres de cuando la UEFA Champions League se denominaba Copa Clubes Campeones de Europa (1955-1992), Europa League se hacía llamar primero Copa de Ferias (1955-1971) y luego Copa de la UEFA (1971-2009)o la ya desaparecida Copa de Europa de Campeones de Copa (1960-1994), luego conocida como Recopa de la UEFA (1994-1999).

LA GRAN BRECHA. CRISIS ECONÓMICAS. DELIRIOS DE GRANDEZA.

La fisura entre la Europa futbolística rica y, digamos la menos pudiente, es cada vez mayor. Sólo haría falta echar un vistazo a las dos competiciones europeas y mirar quién está siempre luchando por los títulos y disputando los partidos importantes y quienes dejaron de ser noticia.

Uno de los grandes males del fútbol a nivel de clubes es el delirio de grandeza establecido en algunas entidades en pos de seguir la estela de las grandes locomotoras tradicionales. Dicho desvarío trae consigo emigrar a categorías inferiores como mal menor o la desaparición (con posterior reencarnación, valga la expresión), pero que en ningún caso existiendo expectativas de alcanzar lo que un día fueron.

En mi memoria futbolística y retina mantengo guardados las buenas historias de equipos hoy hundidos en la mediocridad y relegados al olvido. Aquí los motivos reales no importan. Cada conjunto a nombrar tiene su propia tumba escavada. Desde malas gestiones económicas, pasando por avatares geopolíticos y terminando en proyectos inviables, su presente dista mucho de ser precisamente el más idóneo.

Empiezo por lo que más conozco, esto es, el fútbol español. La infinidad de equipos desaparecidos daría para otra columna, así que me centraré en citar el caso del Real Zaragoza, club histórico que purga la mala gestión de un pésimo presidente en la segunda categoría del fútbol español. En su haber tiene una Copa de Ferias (1964) y un subcampeonato (1966); una Recopa de la UEFA (1995) y un subcampeonato de la Supercopa de Europa (1995) como hitos internacionales. A nivel nacional ha disputado 11 finales de Copa, alzándose campeón en seis ocasiones, una Supercopa de España (2004) y un subcampeonato de liga (1974-75). Desde la temporada 2013-14 juega en la 2ª División con más pena que gloria. Estamos hablando del 9º equipo en la clasificación histórica del fútbol español.

De aquellos recuerdos que mantengo fielmente almacenados siempre guardaré con especial cariño los buenos momentos que vivieron instituciones como el Leeds United, Ipswich Town o el Wolverhampton Wanderers, todos ellos ingleses, así como el Parma italiano, los germanos Fortuna Düsseldorf, TSV 1860 Múnich, Eintracht Braunschweig y Hertha Berlín, los escoceses del extinto Glasgow Rangers, que no necesita presentación, el Auxerre y el Girondins de Burdeos, ambos franceses o los conjuntos belgas del Círculo de Brujas, RWD Molenbeek o Racing Malinas.
Memoria con carácter retrospectivo de un fútbol dentro de una Europa muy diferente a la actual, donde los conjuntos del bloque oriental siempre tenían algo que decir. Arges Pitesti y Politehnica de Timisoara (Rumanía); los alemanes de la zona oriental (Dínamo de Dresden, Hansa Rostock, Lokomotiv Leipzig o el Carl Zeiss Jena); los checoslovacos Bohemians y Dukla de Praga; el actual equipo georgiano que vivió tiempos mejores como el Dínamo de Tiblisi y el hoy croata Hajduk Split, son esa parte de un fútbol más universal y menos abierto a las diferencias económicas.

Fueron tiempos donde todo resultaba más compacto y las distancias no resultaban tan evidentes como hoy en día, donde los campeonatos ligueros son coto de unos pocos y los viajes por Europa siempre lo copan los mismos. Lógicamente existe todavía un buen puñado de equipos a los que podría añadir en este listado memorístico, pero estimo que con los ya nombrados es suficiente. Mi pequeño y personal homenaje llegará en otra ocasión.

¿Y EN CHILE?

Al revés de Europa. Sin más. Fabricando su propia historia e idiosincrasia a base de estrechar márgenes y aumentando el número de aspirantes a descargarse una estrella. Esto lo pudimos comprobar en el torneo Clausura’ 2016, donde no sólo los cinco primeros quedaron separados por cuatro puntos, sino que se alcanzó la última fecha con tres escuadras luchando por el título en juego.

Universidad Católica (29 puntos), Colo-Colo (28) y O’Higgins (28) dieron una emoción inusitada a un final de campeonato no acto para cardíacos. Completando la terna estuvieron Palestino y Universidad de Concepción (ambos con 25) para certificar la igualdad existente.

Con un Apertura’ 2016 bastante desigual, donde las distancias establecidas entre el campeón (Universidad Católica) y el 5º clasificado (Colo-Colo) se dispararon a ocho puntos (31 contra 23, respectivamente) se nos viene un Clausura’ 2017 apasionante en su cierre, con un buen grupo de equipos aspirando a lo mismo.

¿Por qué en Chile se reniega de esta igualdad?

Soy albo de corazón y con alma de cacique (el orden de los factores no altera el producto), amén de llevar el indio grabado en el pecho. Con semejante bagaje no es de extrañar mi predisposición emocional a gritar, saltar y cantar los triunfos del eterno campeón. En mi fuero interno desearía alzar cualquier estrella en, pongo como ejemplo, la jornada 8ª. Pero esto es prácticamente inviable dada la igualdad existente. Si en Europa el ensanche y distanciamiento está tomando un cariz a perpetuidad, en Chile, en cambio, los derroteros van por otro camino.
Alcanzar finales de torneos donde exista la posibilidad de que tres, cuatro o cinco equipos lleguen con chance para campeonar, no es un retroceso que debamos criticar. Es más que probable que los tres grandes conjuntos chilenos por historia y tradición (Colo-Colo, Universidad de Chile y Universidad Católica) no estén haciendo las cosas como debieran para mantener su hegemonía y jerarquía, pero cuando son tres y no uno sólo demuestra bien a las claras que los demás actores también saben interpretar papeles difíciles.

La paridad reinante trae en primer lugar una ruptura de la monotonía y en segundo lugar un aumento considerable de tensión y misterio. Cada partido por disputar es como una final anticipada para todos los equipos implicados.

Aunque muchos medios de comunicación se empeñen en intentar distraer con supuestas contrataciones de jugadores o movimientos en los banquillos, lo cierto es que la incertidumbre y la emoción no debieran hacer mella en los participantes en la pelea. Pero esto no siempre sucede de esta manera. Los equipos modestos tienden al final a pagar un estrés competitivo al cual no están acostumbrados.

Se pudo comprobar en O’Higgins en el Clausura’ 2016, cuando con todo a su favor, jugando en casa y con un público entregado, erró gravemente y trasladó su estrella ganadora al limbo. Tres cuartos de lo mismo le sucedió a Deportes Iquique en el pasado Apertura’ 2016, donde se sintió incapaz de amarrar al final los puntos necesarios después de realizar un magnífico campeonato.
Es lo que yo denomino “miedo a las alturas” en conjuntos donde, ante las expectativas de alcanzar algo grande y sonado, el vértigo les llega a paralizar. Es más que posible que este Clausura que estamos viviendo y sufriendo (como hincha colocolino) la peleen los dos conjuntos que ahora lideran el torneo (la “U” y nuestro Colo-Colo), debido no a un distanciamiento propiciado por el dominio económico sino al miedo a volar instaurado en ciertos equipos.

Eso si, estimada familia alba, compañeros de @SomosChileRadio y @DaleAlbo, amigos de otros sabores y lector@s a quienes tanto debo, nunca fiándose, porque si por esta Vieja Europa los roles parecen no querer cambiar, en Chile el fútbol se está especializando en romper moldes, hacer saltar la banca, apretar la historia y de paso encoger los corazones de quienes sí aprendimos a ganar.

FUERZA ALBA

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