|COLUMNA| Frases para una realidad
DESDE ESPAÑA CON AMOR
Estimada familia alba; compañeros de @SomosChileRadio y @DaleAlbo; amantes del futbol ajenos a Colo-Colo; a quienes ponen todos los sentidos semana tras semana cuando se adentran en mis escritos:
Autor | Jose Luis Pena Follow @QuincyChile
Esta columna rezumara aromas de despedida. Quien abajo firma tiene la intención de tomarse unas vacaciones ahora que se acerca la época gloriosa del verano en todo su apogeo para quienes, como yo, intentan disfrutar de unos días de relax y tranquilidad tras un largo periodo de trabajo.
Un poco a contracorriente, eso si, debido sobre todo al salto geográfico consistente en vivir en dos hemisferios que nunca encuentran el tiempo suficiente como para buscar soluciones a su distanciamiento. Fieles a sus respectivos estatus, el norte y el sur no están por la labor de aunar esfuerzos. Deben sentirse a gusto llevándose la contraria. Lo que por aquí es calor al otro lado es frío. Si en el sur las horas de sol se ven mermadas en el norte se disparan. Uno mirando hacia arriba y el otro para abajo. Mundos contrapuestos y enfrentados donde la única solución posible parte de uno mismo.
Hay un dicho en España que reza de la siguiente manera:”si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña”, pero como esta opción disponible todavía es un sueño a alcanzar por mi parte, me dejaré llevar por las circunstancias y seguiré con mis anhelos de ver algún día el cielo chileno sobre mi cabeza.
Es mi intención regresar a @SomosChileRadio una vez considere estar listo y preparado para retomar las columnas. Mientras, este alma agradecida siempre proclamará a los cuatro vientos el orgullo de caminar junto a seres excepcionales agrupados en un ente donde Colo-Colo lo es todo.
Tras esta introducción toca abordar lo que será la columna en sí. Como suele ser mí costumbre, repartiré el trabajo en dos secciones. La primera de ellas abordará algunos de los daños colaterales que la derrota en La Serena trajo consigo, mientras la segunda parte se centrará en algunas reflexiones que pudieran marcar el destino de Colo-Colo en Copa Chile y más allá.
(1ª PARTE) TRAS EL DESCALABRO EN COPA
“No les puedo asegurar la verdad, pero como me lo contaron se lo cuento”.
(Sir Walter Scott)
Al margen del resultado final del partido de ida, en Colo-Colo las noticias no toman vacaciones. Desde el mismo instante que el árbitro del encuentro en La Serena lo dio por finalizado la cascada de rumores, medias verdades, frases para la historia, desmentidos, acusaciones de manipulación contra ciertos medios de comunicación, apariciones retrasadas de viejas estrellas, la salida del club de algún que otro jugador y un sin fin de asuntos varios nos tuvo (y tiene) bien ocupados. Con más preocupación o menos pero siempre atentos a cuanto sucede en la casa alba y con las alarmas dispuestas a sonar, el único periodo de tregua disfrutado fue la “Noche Alba”, un acontecimiento venido menos pero que sigue aglutinando a todos los corazones alb@s.
Antes de esta fiesta tan particular, nuestra y de nadie más, la rumorología hizo acto de presencia. Dicen del rumor que es la antesala de la noticia. Recubierta de humo espeso, de dimes y diretes, de ratificaciones y desmentidos, lo cierto es sus señales tomaron formas opacas y en algunos episodios para nada transparentes. Se estableció el bullicio, el griterío y el ruido como telón de fondo. Todo parecía no ocurrir mientras todo estaba pasando.
El chisme convertido en noticia no es noticia. Es un mecanismo que tiene como inconveniente hacer de una bola de nieve un alud. Sepulta la autenticidad y tapona toda salida a la verdad. El rumor es poderoso, crece exponencialmente a medida haya gente dispuesta a creerse cuanto le dicen y se dejen llevar. Y aunque el rumor es una técnica manipuladora y sibilina, recuerden siempre esto: “es mejor un buen rumor a una mala noticia” (anónimo).
(La renuncia de Pablo Guede)
“Como presidente del club tengo la obligación de respaldar al técnico del equipo hasta cinco minutos antes de echarlo”. (Alfredo Davicce)
Uno de los rumores surgidos a raíz del desastre en tierras de Coquimbo fue la presunta renuncia de Pablo Guede como máximo responsable del cuadro técnico albo. La cuestión corrió como la pólvora. El rumor primero se hizo verdad cuando el propio Aníbal Mosa dijo haber ratificado en el puesto a un desesperado, desorientado e inquieto Guede sabedor de que las balas rozarían su cabeza. Desconozco hasta qué punto nuestro presidente en ByN aguantará en el cargo al trasandino si los marcadores finales siguen siendo esquivos, aunque alcanzado este punto, los resultados pueden que no lleguen a ser el único factor determinante para destituirlo.
El Colo-Colo que saltó al terreno de juego en La Serena hizo méritos más que suficientes como para salir trasquilado. La premisa de que perder un partido siempre está latente en el fútbol se cumplió a rajatabla, pero hay formas y formas de hacerlo, y contra Deportes La Serena no es que se hubiera rozado el esperpento, sino más bien disfrazaron cuantos intervinieron (dentro y fuera de la cancha) un espectáculo en algo bochornoso.
Siempre me acojo a la tremenda frase pronunciada por quien fuera unos de los presidentes más exitosos del club argentino River Plate, Don Alfredo Davicce (Argentina, 17 de noviembre de 1929), quien entre 1989 y 1997 dirigiera al equipo bonaerense. En los mentideros de fútbol se entiende que cuando el presidente de un club ratifica a un entrenador en realidad lo transmitido es un ultimátum camuflado.
En un deporte como este, altamente competitivo, resultadista a corto plazo y voraz en cuanto a victorias sin mirar el cómo, son los entrenadores quienes primero pagan las consecuencias, pero si algo me llama la atención de este asunto es la decisión de Pablo Guede de poner su cargo a disposición del club tras sólo haber disputado un partido medianamente serio en pretemporada y 90 minutos de otro por Copa Chile.
(¿Qué le pasó a Guede tras el 4-1 adverso de La Serena?)
“El idealismo aumenta en proporción directa de la distancia que nos separa del problema”.
(John Galsworthy)
A veces uno piensa que la aptitud de Pablo Guede, cuando decidió dejar su papel de guía espiritual de Colo-Colo tras el sonado batacazo, no fue en realidad más que un ataque de pánico de quien se vio acorralado por las circunstancias. Salir huyendo a las primeras de cambio no tiene pies ni cabeza salvo que dicha forma de actuar venga precedida por unos malos augurios.
No entraré a especular sobre los posibles motivos que condujeron a Pablo Guede a refugiarse bajo las faldas de Aníbal Mosa, reclamándole clemencia y ser oído a sabiendas de lo que el gran papá le diría. Entre un DT muerto de miedo y otra vez señalado, posiblemente bloqueado y paralizado, incapaz de superar un momento crítico y un presidente obstinado y cabezón, perfectamente conocedor que sin su baluarte los próximos disparos apuntarían a él, se consumió un tiempo precioso en mejorar una situación harto compleja.
Porque si a las preguntas que me formulé una vez enterado de la huida hacia adelante por parte del señor Guede, ¿qué vio?, ¿qué sintió?, ¿qué percibió? o ¿qué diablos intuyó?, más tarde se me arremolinaron otras cuestiones, una de ellas forjada con el conocimiento que la experiencia me ha proporcionado. No puedo imaginarme la situación a establecer si tras un comienzo desalentador en este nuevo curso, a cada traspié a nuestro entrenador le diese por buscar la firma salvadora de quien le sustenta en el cargo. La situación se volvería surrealista si de nuevo los acontecimientos se repitiesen. En algún momento el cordaje tenderá a romperse por algún lado. Y mientras esto pudiera suceder, en Colo-Colo y sus gentes pagando el pato.
(Altas y bajas en la plantilla)
“En cualquier toma de decisión lo mejor es hacer lo correcto, luego lo incorrecto, y lo peor es no hacer nada”. (Theodore Roosevelt)
Se tardó un mundo en saber cual sería el destino final de Pedro Morales. La crónica de una marcha anunciada (caso Esteban Pavez) casi no se escribe. La situación de Octavio Rivero es de un impase propio del mejor Alfred Hitchcock. La tesitura de Julio Barroso no parece la más idónea. Valdivia no sabe si le llegó el CTI (Certificado de Transferencia Internacional) o el Certificado de Estudios. Brayan Véjar y Andrés Vilches a la espera de saber si defenderán o no otras camisetas, y por último, Esteban Paredes ahora es pretendido por Peñarol de Montevideo, hacen, desde mi punto de vista que la plantilla huela a incertidumbre y transitoriedad.
Con Óscar Meneses de vacaciones en pleno huracán y engullido poco después por un tifón ante una supuesta negligencia con el “transfer” de Valdivia, lo único certero desde un principio fueron las desvinculaciones de Don Justo Villar (por decreto ley) y Paulo Garcés y Mark González (con suspense incluido) y dejar para más adelante otras salidas. En cuanto a contrataciones la cosa se aceleró. Con las llegadas de Agustín Orión, Nicolás Maturana, Óscar Opazo y Jorge Valdivia al parecer el círculo se cerró. Ahora está por ver si quienes tomaron las decisiones finales acertaron o se columpiaron.
Pero con la pretemporada terminada y un Transición’ 2017 a la vuelta de la esquina y Copa Chile y Supercopa como desafíos más cercanos, estimo que la situación de algunos jugadores debiera haber sido solucionada hace tiempo. Reconozco que en este asunto soy un tanto impaciente. En mi imaginario siempre ideé tener todo bien atado mucho antes de empezar una pretemporada, debido principalmente a la fe ciega de que cuanto antes se organice una plantilla los periodos de adaptación, tras los cambios pertinentes ,acortarían su recorrido.
En especial quisiera detenerme en la posible marcha de Julio Barroso. Con Meneses fuera de la toma de decisiones alguien debiera frenar su salida. Con una trayectoria impecable al frente de la zaga del Cacique, su partida crearía un vacío enorme. Pero mi gran preocupación radica en otro asunto. Nadie, ni el mismo Matías Zaldivia, es conocedor de sus prestaciones tras la larga lesión padecida. Sin el “Almirante” y con la incógnita anteriormente reseñada, el equipo se pudiera resentir. Por todo ello estimo no es el momento adecuado de desguarnecer unos de los puntos más débiles que un equipo presenta: la defensa.
No sé ustedes, pero llevo tiempo pensando que en Colo-Colo, o mejor dicho, en la concesionaria, ciertas decisiones resultan chocantes, otras inusitadas y las demás lentas a más no poder. Sólo quien toma decisiones tiene la potestad de errar, pero si el desacierto afecta a miles de seguidores, la cuestión cambia por completo al variar los objetivos. Una cosa es precipitarse en cuestiones personales y otra muy distinta convertir en agonía la existencia de quienes sí somos alb@s de por vida.
(2ª PARTE) ANSIAS DE REVANCHA
“Cuando un rival te atropella el ansia de revancha puede convertirse en el peor de los enemigos”. (Socio de Colo-Colo Nº A-405038)
Cuando más entretenido estaba redactando la primera parte de este trabajo y me estaba preparando mentalmente para vivir la remontada del año, una nevada hizo posponerse el partido de vuelta contra Deportes La Serena programado para el sábado 15. En un principio fue traslado al martes 18 (17.45, hora de Macul), pero el domingo 16 la ANFP anunció que dicho encuentro quedaba nuevamente suspendido, no poniendo fecha definitiva a uno de los partidos de vuelta por Copa Chile más largos de la historia.
Pero esto no afecta en modo alguno a un par de pensamientos y reflexiones cuya trayectoria nace tras la derrota en copa y muere en los momentos previos al choque de vuelta. Luego el fútbol dictaminará sentencia, si bien dicho desenlace pudiera tener su génesis en factores que no marcan goles, ni yerran penaltis ni entienden de fallos arbitrales, de entrenadores o jugadores. Hablamos de sentimientos y deseos que son convertidos en un arma de doble filo, como son el ansia de revancha deportiva o la prepotencia en el fútbol.
Cuando cualquier entidad deportiva sufre una derrota dolorosa, inesperada o cargada de rabia e impotencia lo primero que se piensa es en buscar la revancha. El golpe producido puede amortiguarse de mil maneras aunque sus efectos perniciosos perduren por algún tiempo. El monólogo reparador o los discursos constructivos son las formas terapéuticas de mayor uso. Veamos algunos ejemplos:
- “Lo de hoy ha sido un accidente propio del fútbol”;
- “Se nos torció todo desde el principio y no supimos enderezar el rumbo”;
- “Los muchachos están listos para la revancha”;
- “Tenemos capacidad para revertir la situación “;
- “No será fácil, pero estamos trabajando para dar una alegría a nuestra afición”;
- “La derrota sufrida fue dolorosa pero con trabajo y sacrificio todo es posible”;
- “Hay derrotas que duelen más que otras. Y esta fue una de ellas”.
La colección de frases típicas-tópicas es inabarcable. A medio camino entre la disculpa, la esperanza y un catálogo de autoestima todo es válido con tal de mantener la llama de la esperanza encendida. Pero todo tiene su cara B.
Todo proceso en el cual los tiempos de respuesta están muy delimitados es un freno que irá restando eficacia a medida la resolución llegue. La improvisación, los nervios, el crecimiento moral del rival, la buena o mala suerte son determinantes a la hora de luchar, como en el fútbol, en dos frentes al mismo tiempo: la presión de ganar por jerarquía, prestigio e historia y el saber que el rival también juega.
Un partido de fútbol es una colección constante de momentos y cada uno de ellos tiene su esencia, su propia dinámica y su razón de ser. El dominio y control de cuantas dificultades interponga el contrario de turno, más las cualidades inherentes que a toda plantilla se le supone para responder a desafíos descomunales, son los vértices por los que transcurría la fina línea que va de la victoria a la derrota.
(¿Se aprendió algo tras perder en La Serena?)
Veamos si en Colo-Colo, a parte de “Arellanizar”, a alguien le dio por estudiar métodos pedagógicos:
“La derrota es realmente un derrota cuando no la utilizamos para aprender y mejorar; si la utilizamos para uno de estos fines es una victoria más. (Andoni Bombín);
“El arte de vencer se aprende en la derrota”. (Simón Bolivar);
“La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva”. (José Saramago);
“Se aprende poco de la victoria, en cambio mucho con la derrota”. (Proverbio japonés);
“Hay éxitos que rebajan y derrotas que engrandecen”. (Nicolae Iorga).
Y para terminar citaré una frase de autor desconocido por mí, que refleja fielmente, tanto en situaciones personales como colectivas, la esencia de la vida y el fútbol en sí: “no es más fuerte el que nunca cae, sino el que siempre se levanta”, y en esto en Colo-Colo somos expertos.
(¿Se actúo con prepotencia en La Serena?)
“Cuando se pierde el respeto por el equipo rival dando por sentado una cómoda victoria, el resultante final suele terminar en una cruel derrota”. (Socio de Colo-Colo Nº A-405038)
En un principio no vislumbré tal actitud en el equipo de Guede. Me centré casi en exclusiva en dos factores que desviaron mi atención. Una de ellas fue la disposición táctica dispuesta por nuestro míster y la segunda en la alineación inicial que saltó al terreno de juego. Ni tan siquiera tras el golpe final reparé en la posibilidad de tal circunstancia, pero con el paso de los días la idea fue creciendo y tomando forma.
Dejando de lado la poca o nula aportación de algunos jugadores (casi citaría a todos) y la más que evidente timidez de un Guede poblando el medio del campo de hombres y poniendo un único punta como referencia, la impresión dejada horas después fue la falta de respeto mostrada ante un contrario de inferior categoría.
Nuestro entrenador tejió una tela de araña alrededor de un equipo se suponía no podía afrontar. Pero la cosa resultó ser todo lo contrario a lo planeado. David se revolvió contra Goliat y el cazador fue cazado. Es lo que tiene hacer experimentos cuando se considera a los rivales cojos, tontos o inútiles.
DESDE ESPAÑA CON AMOR
Seguro que volveré muy pronto. Honestamente necesito este descanso como el comer. Permaneceremos en contacto por medio de los circuitos habituales, pero por un tiempo me ausentaré en esta tarea de transmitiros mis conocimientos, pensamiento y reflexiones sobre un deporte donde casi siempre son portadas Colo-Colo y la selección chilena de fútbol.
No es una adiós, es un hasta luego. Reciban tod@s el abrazo más grande que puedan imaginar desde este rincón del mundo. Firmado, sellado y rubricado por alguien que nunca les olvida.
FUERZA ALBA
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